Entendemos por abuso sexual infantil como cualquier contacto o interacción entre un adulto y un menor, en el que el adulto utiliza al menor para estimular-se el mismo, al menor o a otra persona. También puede ser cometido por una persona menor a 18 años cuando esta es significativamente más mayor.
Hay distintas formas de abuso sexual. Podemos diferenciar entre las que requieren contacto físico como la violación, tocamientos, estimulación sexual… I las que no requieren contacto físico como proposiciones indecentes o seducción verbal, masturbación o realización del acto sexual en frente del menor, exhibición de los órganos sexuales…
En la mayoría de los casos los abusos sexuales se dan por parte de un adulto conocido, muy a menudo familiar. A menudo pasan años hasta que se descubren los abusos, los niños suelen esconderlo por vergüenza, culpa o miedo. En el caso de que el abusador sea alguien con quién el niño tiene un vínculo afectivo, sobretodo si es su papá o su mamá, es más difícil que el niño lo llegue a contar, pues una parte de él sigue protegiendo la figura del progenitor o de la persona querida.
Hay que tener claro que en el caso de que los niños lo cuenten hay que tomarles muy en serio y no dudar de su palabra. Pues para las víctimas de abuso, suele ser más doloroso la falta de apoyo emocional o la protección por parte de sus familiares que el mismo abuso sexual. Reaccionar de un modo adecuado va a ser determinante para cómo el niño supere la experiencia traumática.
- Siempre hay que creer a un niño que confiesa algo así a pesar de que a veces el relato pueda ser un poco confuso, normalmente pondrán a prueba al adulto para comprobar si va a reaccionar mal frente la confesión. Nunca hay que negar que ese abuso sexual se ha producido ni ponerlo en duda.
- No hay que posponer esa conversación una vez iniciada, pues para el menor no será fácil retomarla o lo interpretará como que no estamos preparados o no queremos escuchar lo que tiene que contarnos.
- Evitar ser alarmistas o angustiarse por lo que nos está contando, el niño podría sentirse responsable de habernos generado malestar.
- Es muy importante dejarle claro que no es su culpa y que el no podría haber evitado algo así. Siempre el adulto agresor es el responsable.
- Hablar del abusador como alguien quien necesita ayuda, pues si el niño tiene afecto hacia esa persona, nombrarla como alguien malvado puede generarle confusión y sentimientos encontrados difíciles de integrar.
- Mostrarle que agradeces que te lo haya contado, que no estás enfadado y que las cosas van a cambiar a partir de ahora. Es importante que el niño se sienta protegido y apoyado después de la confesión.
- Mantenerlo alejado del abusador o controlado siempre que el abusador esté cerca, en caso de que sea familiar y durante un tiempo no se pueda evitar el contacto.
- No tratar al niño de forma distinta a raíz de la confesión. Seguir siendo afectivos dando la oportunidad de que nos avise si en algún momento no quiere que lo seamos. Después de una experiencia de abuso sexual puede haber rechazo al contacto físico, además el niño tiene que aprender que tiene derecho a decidir sobre su propio cuerpo.
- No compensar lo que el niño a vivido con caprichos, el abuso es algo que nunca tendría que haber ocurrido, no hay que asociarlo a ningún beneficio. El niño lo que necesita es nuestro afecto y protección.
El desenlace de una historia de abuso sexual no solo depende de lo vivido en la misma experiencia traumática, sino también de lo que ocurra posteriormente, especialmente cómo actúen los de su alrededor.