Veamos las consecuencias del maltrato infantil en el cerebro del niño. Lamentablemente, son muchos los casos de maltrato y abuso infantil en España. Varios estudios han relevado cambios significativos en el cerebro del niño maltratado a diferencia del niño que vive en un entorno sano y seguro.
Los niños víctimas del maltrato presentan una mayor activación en las áreas encargadas de detectar amenazas del entorno y activar mecanismos de alerta. Esto es el resultado de la adaptación del niño a entornos peligrosos, pues el niño maltratado debe aprender a protegerse y para ello deben aprender a detectar los signos de amenaza y estar en alerta constante, lo que llamaríamos hiperactivación. Esta activación constante en la que están estos niños genera un importante estrés y ansiedad, y por lo tanto un desgaste emocional y cognitivo. Además su cerebro produce menos cantidad de materia gris y tienen más probabilidad de sufrir trastornos mentales.
Cabe decir que estos niños pueden aparentar cierta normalidad, pues gracias al mecanismo de la disociación pueden desconectar de sus emociones y experiencias traumáticas, lo que les ayuda a sobrevivir emocionalmente del trauma del abuso o maltrato. Aún así, presentan claras alteraciones neurológicas que van a afectarles también en su vida adulta, puesto que influirán también en el desarrollo de su personalidad y sistema de afrontamiento.
Tanto la negligencia, como el maltrato físico o emocional y el abuso sexual generarían estas secuelas cerebrales en niños que lo padecen. Estas secuelas son totalmente comparables con la secuelas cerebrales de soldados que han sufrido traumas de guerra.
Para abordar las consecuencias del maltrato infantil en el cerebro del niño, las terapias de neuroprocesamiento pueden ayudar a generar cambios a nivel neurológico, lo que se traduce en un cambio en el sistema de afrontamiento y por lo tanto de funcionamiento. En el caso de que la persona ya estuviera fuera de peligro, enseñarían su cerebro que ya no es necesario estar en hipervigilancia, a relajar los sistemas de alerta, descendería la ansiedad y el estrés y aumentarían las capacidades cognitivas, entre otros cambios positivos.
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