La terapia EMDR es un abordaje psicoterapéutico que proviene de las neurociencias y que se utiliza para el tratamiento de cualquier malestar emocional o patología que va relacionada con las experiencias que hemos vivido a lo largo de nuestra vida.
La terapia EMDR entiende que nuestra manera actual de experimentar las emociones, sensaciones y modo de actuar es el resultado de nuestra adaptación a lo que nos ha tocado vivir en el pasado. Así pues, si podemos cambiar el significado y la vivencia de estas experiencias anteriores automáticamente cambiaremos nuestro modo de funcionar actual.
Avalada por la OMS y las guías clínicas para el tratamiento del trauma, EMDR consigue, a través de la estimulación bilateral del cerebro, el reprocesamiento de la información que está grabada en nuestra mente y cuerpo, generando un cambio en nuestras conexiones neuronales, que son el patrón de nuestro funcionamiento.
EMDR utiliza movimientos oculares alternos, estimulación auditiva o táctil, para lograr estimular ambos hemisferios cerebrales a la vez y así facilitar el intercambio de información de uno a otro, permitiendo así acceder a nuestra memoria experiencial y generar cambios que van a reflejarse en nuestro modo de entender, sentir y reaccionar ante el entorno.
La terapia EMDR engloba todas las áreas de nuestro ser, razón, emoción y sensación, por eso permite un cambio completo y definitivo, a diferencia de otras terapias más tradicionales que solo trabajan con alguna de estas áreas. EMDR permite sesión tras sesión observar y sentir cambios interiores, al ser una terapia muy vivida y que uno mismo puede valorar su eficacia de forma temprana.