Pueden existir muchos motivos sobre por qué hacer psicoterapia, pero todos esos motivos tienen algo en común, aliviar nuestro malestar físico-emocional. El objetivo de la terapia en adultos, al igual que en niños, es modificar nuestro funcionamiento actual, lo que se refiere a nuestra forma de sentir, gestionar nuestras emociones y afrontar las situaciones.
Nuestro funcionamiento no es más que el resultado de lo aprendido en nuestras experiencias pasadas. Por suerte, tenemos un sistema de aprendizaje que va tomando nota de todo lo importante que vamos viviendo para saber responder la próxima vez que se repita. El problema viene cuando nosotros y/o nuestro contexto ha cambiado y seguimos funcionando como antiguamente aprendimos y eso no encaja con nuestra realidad presente. Es entonces cuando la pregunta del por qué hacer psicoterapia obtiene una respuesta contundente.
Por ejemplo, si tuve un accidente en coche puedo haber aprendido que el coche es peligroso y desde entonces tener un gran miedo o ansiedad a ir en coche (fobia al coche). O quizás crecí en un entorno de maltrato o negligencia y aprendí a estar en alerta constante para protegerme de lo que pudiera ocurrir en cualquier momento o paralizarme para evitar que me dañaran más (ansiedad generalizada, ataques de pánico, síntomas disociativos, depresión…) , y aunque quizás ya no este viviendo bajo esas circunstancias sigo estando en ese estado de alarma o tiendo a bloquearme…
Es entonces cuando nos podemos beneficiar de la terapia psicológica, la cual nos ayudará a reprocesar nuestras experiencias pasadas, darles un significado distinto, liberar la energía que quedó bloqueada en nuestro cuerpo y cambiar el estado de éste y finalmente cambiar nuestro funcionamiento actual. EMDR y Brainspotting (técnicas de neuroprocesamiento), pueden ayudarnos a conseguir este cambio definitivo.
La voluntad y la forma de ser de la persona influirán en un alto porcentaje para la recuperación. Esto es lo fundamental. La psicoterapia ayuda.